Descubrí el mundo de las bolitas gracias a una amiga que me regaló una cajita llena de estas cosas mientras yo estaba en el hospital. Después de aquello y de largas horas en mi casa haciendo pendientes casi puedo decir que para mí es una necesidad, no sólo porque ayuda a estimular mi parte creativa, sino también porque me ayuda a relajarme y a pasar largas horas de dedicación y calma, a día de hoy mis bolitas de colores son mi mejor psicólogo.